domingo, 22 de julio de 2007

Capitulo 2

Ella, se miro en el espejo del ascensor, cuando ese cliente especial, Jorge, había cerrado la puerta de aquel lujoso ascensor, se vio reflejada en aquellos cristales, se sintió extraña, después de aquel encuentro ...
Se repetía todo el camino:
¿No he podido encontrar este hombre en otro lugar?
¿En un cine, un restaurante, un teatro, un festival?
No yo tengo que conocer a los hombres interesantes en momentos inoportunos.
Era una noche de verano, pero aún así la brisa recorría su cuerpo, dándole una sensación de frió, se había dejado la chaqueta en el apartamento, donde Rosalia esperaba el sobre con el dinero.
Llamo para anunciar su llegada.
Aquella mujer, recogió el sobre con prisa, ni si quiera la dejo terminar su cigarro, la acompaño en taxi hasta el sitio donde ella había quedado con unos amigos, todo para que no regresara a ver a Jorge, y ellos perdieran así una dinero extra, que sacaban de las chicas, realmente era todo una explotación, pero Penelope, tenía cosas que pagar, buscar su futuro , su sitio, eso no se hacía solo.
Rosalia comenzó la conversación, en aquel oscuro taxi:

Penelope ¿a que te lo ha querido hacer sin condón?

Si¡ dijo ella sin ni si quiera mostrar una sonrisa.

Ya , ¿y no te ha dado su tarjeta? , se la da a todas.

No, no se ha molestado ni si quiera en pedir mi teléfono.

La cara de Rosalia cambio de repente.

¿Como? Y se quedo realmente extrañada.

Eso me ha dicho que ya le habéis advertido, pero que el no entiende pq , pq tanto el como yo somos libres, de decidir si queremos o no hablar, pero aun así, ni el me lo ha pedido ni yo se lo he dado.

( y que lastima se dijo para dentro Penelope)

Es cliente desde hace mucho tiempo, y siempre intenta conquistar a todas...
Les dan sus móviles y tarjetas¡ Por eso te lo hemos puesto el primero¡¡

Rosi, no se que decirte, pero lo que te confirmo, es que Jorge, lo único que buscaba era hacer el amor. Ya hemos llegado a mi destino.

Yo sigo , dijo Rosalia al taxista.



Bajo del taxis llego a la terraza donde la esperaba su camello, pago , se fue camino a su casa, mientras seguía pensando lo que ese hombre desconocido le había hecho vibrar.

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